domingo, 10 de marzo de 2013

A Madrid, mon Dieu, je vais, a Madrid

Todo aquel que haya tenido el atrevimiento de ir a Madrid en su propio coche y presuma de no haberse perdido miente como bellaco. Vuelta y media a la M30 no es ná. Cometer el fatal error de saltarse una salida y necesitar 30 km para volver a equivocarse en el mismo sitio, eso es lo más normal. Eso, sin contar con el acojone que da saber que  Madrid está infestado de radares puestos a traición para sacarnos los cuartos a los osados de provincias y a los madrileños con prisas, que son la mayoría.

El sábado pasado tenía que ir a Madrid con mi hijo, con motivo de una entrevista para participar en la Ruta Quetzal, que en la edición de 2013 viaja a Panamá. Uno de los temas para participar en el concurso era "Vasco Nuñez de Balboa y los descubrimientos de los Mares del Sur". Con tal motivo, madrugamos y emprendimos marcha hacia la capital de la patria. Yo había preparado el viaje a conciencia: la gasolina, los niveles, el aire de las ruedas y lo más importante, varias impresiones de la ruta y los mapas para llegar hasta el lugar de la entrevista, el Vicerectorado de no sé qué, que yo tenía perfectamente marcado en el mapa proporcionado por Google maps con una "B" de punto de destino. Tras estudiar los mapas llegué a la conclusión de que encontrar el camino estaba "chupao": en llegando a Madrid, hay que pillar la M30 y tirar por la izquierda por la salida de Badajoz, la A5, sigues toa la curva , tieso hasta la salida A20 y luego zas! izquierda, derecha y yasta! ¿Fácil, no? No.

Llegamos a Madrid, Vallecas a la izquierda, Moratalaz por la derecha y un enorme letrero presuntuoso: ¡Todas direcciones! Por aquí no se va a mi pueblo, que lo sé yo, pero ahí pone Badajoz A5. ¡Es por ahí! Anda un túnel. Los dos a coro: uuuuuuuu. No hay bastantes "us" en el mundo para ese túnel. Eso no es un túnel de hecho, son las gigantescas galerías escavadas por la marabunta, son como mínimo, lo más parecido a un refugio subatómico de una producción hollywoodiense. - Hijo, has visto la película "La máquina del tiempo"? - No. ¿Mamá, estás segura de que es por aquí? - Sí. Hay que ir en dirección a Badajoz, por la A5. Voy a ponerme en el carril de en medio por si acaso y mirar los letreros. Se supone que hay que ir chafando huevos pero aquí hay gente que debe saber sonde están los radares. A mi plim, yo despacico. Pues tienes que verla, sabes. Primero la versión antigua. Salen unos bichos, que viven bajo tierra, se llaman Morlocs. Si no salimos de aquí, nos hacemos Morlocs. - Habrá salidas de emergencia. - Sí, mira, ahí hay puertas verdes a la izquierda. ¿Esos coches de ahí de dónde han salido? Es largo este túnel. Aquí cabe medio Madrid. Lo tienen todo pensado. Cuando el chalado de Corea del Norte le dispare misiles nucleares made in China a los Yankees y caigan en Madrid, porque si fueran made in Japan llegarían hasta América, pero como el Pioyang o como se llame es un agarrado los habrá comprado baratujos, se esconderán todos aquí y se convertirán en los Morlocs. - Si tira misiles a América del Norte los mandará vía Pacífico, que es más corto. No hay señal de radio. No tengo cobertura en el móvil. - No te preocupes, que es por aquí. ¿Ves? otro letrero de A5 y plaza... no me ha dado tiempo a leerlo. Mira a ver el mapa si hay alguna plaza cerca de donde vamos, aunque no me suena de nada. Cielo santo, esto no acaba nunca. Mira, también se puede ir a Burgos por aquí. ¡Qué fuerte, como para cantar u-u-ú todo el túnel! Se hace el silencio entre nosotros. Los kilómetros se suceden, así como las indicaciones "Badajoz A5". - Esto quiere decir algo, hijo. ¿Vasco Nuñez de Balboa no era de Extremadura? - Sí. - Por eso tenemos que tomar la dirección de Badajoz. 20 minutos más tarde: - Mira, ahí está la salida. Jajaja, hay luz al final de túnel. Me estaba dando un yu-yu tanto rato bajo tierra. ¿Has visto mis gafas de sol cuando has buscado los pañuelos en mi bolso? - No. Mamá, esto es feo con ganas. Carbanchel, Cuatro Vientos... - Lee los letreros. Qué pone de nombre de calle? - Paseo de Extremadura. - Ah genial, vamos bien. Mira, salida 10A. Pues seguimos recto y ya llegará la 20A. Veo paradas de autobús. Me siento tentada de parar y preguntar, pero resisto. Mi lógica me dice que sólo hay que esperar a que avance la numeración de las salidas. Efectivamente, salida 11, 12 luego la 13, un letrero de Iker Casillas anunciando lo que parecen ser sus propios campos de fútbol, un letrero que da la distancia a Coimbra. ¡Coimbra es Portugal! - Mamá, yo diría que en el mapa se ven muchas más casas cerca del vicerectorado que por aquí, además, ahí pone Móstoles. Yo creo que por aquí no es. - Anda Móstoles, de donde las empanadillas. Voy a parar en esta gasolinera. Hago un quiebro decidido hacia la derecha y me salgo a una gasolinera, con la esperanza de encontrar también la posibilidad de hacer un cambio de sentido. Estudiamos el mapa. Nuestra intuición, que no certeza, nos lleva a la conclusión de que estamos más cerca del pueblo natal del amigo Vasco Nuñez de Balboa que del vicerectorado. Miro el reloj del salpicadero. El margen de media hora que había calculado se ha empezado a consumir. A partir de la media hora los minutos corren más. Decepcionada por la ausencia de puentes para hacer un cambio de sentido, avanzo preocupada en dirección a Portugal. Al fin una salida. No lo pienso dos veces. Tengo esperanza de volver a encontrarme con otro letrero de "Todas direcciones". Consigo dar la vuelta y encaminarme otra vez en dirección Madrid. Un letrero reza "Madrid 23 km". - En 10 minutos estamos otra vez en Madrid y si hace falta le decimos a un taxi que nos guíe. Como ya me sé al menos la vuelta, voy a pisarle un poco más al acelerador. Pon algo de música clásica quieres, que el chumba-chumba me está poniendo de los nervios. Avanzo, me acerco, Madrid cada vez más nítida y otro letrero: "M30 (bien), todas direcciones (bien), ¡túnel!". ¡Ah no! No me vuelvo a meter por el dichoso túnel, que seguro que no volvemos a ver la luz del día hasta Zaragoza. Esta gente está muy mal, pero al que consiga aclararse con este laberinto de túneles le tiene que pegar un subidón de autoestima impresionante. Me salgo por un camino de servicio y freno en seco al descubrir un transeúnte. Bajamos la ventanilla del copiloto y al unísono le gritamos: - ¿Perdone, nos puede ayudar? El señor es amable. Nos sugiere aparcar detrás de su coche. Salgo agitando los mapas. - Disculpe, ¿dónde estamos según este mapa? Me da ganas de decirle que los cabrones de Google hace mil años que no renuevan sus mapas. El señor sugiere volver a sumergirnos en el subsuelo de Madrid. Nos negamos tajantemente. Tiene que haber un camino sobre la faz de la tierra, con sus semáforos, sus pasos de peatones, casas, algún que otro parque, algún perro meando, vamos, que deseosos de ver lo que sea de Madrid. - ¿Y si sigo todo recto por esta carretera no llego a la M30? - Ah no, es que esta carretera al final está cortada. O vuelven a bajar por el túnel o la próxima a la derecha, hasta el semáforo, en el semáforo a la izquierda hasta el puente, después del puente a la izquierda, luego todo recto y ya verán alguna indicación con la salida de Moncloa, porque si van hacía la derecha, luego tienen la salida de la A6, que le lleva a Burgos y por ahí se pueden perder. Es mejor que se vayan la próxima a la derecha, hasta el semáforo y en el semáforo a la izquierda hasta el puente y luego otra vez a la izquierda y llegan al puente de los Franceses, que sino se van a perder y salirse por la salida de Burgos. Está a punto de entrar en un bucle y volver a empezar. Le freno. - No me diga más, que si no me lío. Muchas gracias caballero. Me monto en el coche descorazonada. - ¿Qué te ha dicho? - No he entendido un pijo, pero la próxima a la derecha y el primer taxi que veas lo paras. - Vamos a llegar tarde. - Nooooo. Vamos a llegar bien. Nos quedan 15 minutos. - Pero si no sabemos donde estamos. - Ten fe. - Te acabas de pasar la próxima a la derecha. - No pasa nada. Habrá otra. Esta no, que es dirección prohibida. Mira, esta por la derecha y anda, hay semáforo y todo. Ahora la izquierda. - Ahí hay una sucursal del BBVA, que es el patrocinador de la ruta Quetzal. Tiene que ser una señal. Nos reímos nerviosos. Un puente. Cruzamos. Me coloco para doblar a la izquierda. - Mira a ver el mapa. - Aquí dice Avenida de Valladolid pero la raya que te ha marcado el programa va por el otro lado del Manzanares y acabamos de cruzarlo. - A freír monas las indicaciones de Google. De momento lo que nos ha dicho el señor existe y la Avenida de Valladolid va hasta casi el final de nuestro destino. Mira, ahí pone Avenida de Valladolid. Vamos bien. Miro el reloj: vamos mal. Quedan 8 minutos para llegar a tiempo a la entrevista. Avanzamos. La Avenida de Valladolid es larga, no tanto como el túnel, pero se me está eternizando. Por fin se acaba y llegamos a una encrucijada tipo "todas direcciones" pero "ningún letrero". Según el mapa solo nos quedan unos pocos metros. El izquierda, derecha, zás: la "B" - Pregunta al ciclista. - Uyyyy, dice el ciclista. Lleva la equipación completa en negro y amarillo. Parece una enorme avispa en bicicleta. - La verdad es que el vicerectorado está detrás de ese edificio, pero los fines de semana cortan el acceso. Se tiene que ir por ahí delante, por donde la furgoneta azul, y subir hasta Moncloa y luego bajar por ahí detrás, o va por allá, todo recto y toma la salida de Burgos y cuando pueda se sale otra vez y vuelve hacia atrás. Pero yo iría por donde la furgoneta azul, y sino por el otro lado, por la salida de la A6. Otro que entra en un bucle. - Es que en bici es diferente que en coche sabe? - Lo sé. ¿Y ese camino de ahí en medio? Señalo un semáforo que queda justo a mitad entre la subida de la furgoneta o el infinito en dirección Burgos. El ciclista ni se gira. - No, tiene que ir por la cuesta o todo recto y luego volver a bajar. - Vale, vale. muchas gracias. Faltan 6 minutos para la cita. Ignoro por completo las instrucciones del ciclista. Recuerdo que hace años ya me perdí por la salida de Moncloa. Estoy sudando. Me decido por el camino de en medio, ni la cuesta, ni la salida de Burgos me inspiran confianza y es demasiada vuelta. Un letrero que reza "Universidad y Residencias Universitarias" me da esperanzas. Sigo la senda, equivalente al izquierda, ras, avanzo, doblo obligatoriamente a la derecha, ras, y ¡zas!, un montón de gente a ambos lados de la calle. Padres e hijos.  Bajo la ventanilla para preguntar, pero antes de abrir la boca me dicen: - Sí, la Ruta Quetzal es aquí. Nosotros también nos hemos perdido, dicen riéndose. El reloj marca 10.56 h. Me han sobrado 4 minutazos. ¡Soy un crack!

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